La investigación, que ha sido dirigida por Nilda Sánchez Martín y desarrollada por el grupo de Investigación de Recursos Hídricos del Instituto Hispano Luso de Investigaciones Agrarias (CIALE), ha dado como resultado un innovador indicador sobre sequía agrícola.
El SMADI, por sus siglas en inglés, o índice de sequía agrícola basado en la humedad de suelo, es el resultado del estudio dirigido por Nilda Sánchez y publicado en la prestigiosa revista en el campo agroforestal Agricultural and Forest Meteorology. Nace de la inquietud de construir un índice predictivo útil que no estuviera basado en datos recogidos en campo, y que pudiera ser aplicado en el sector agrícola (y no tanto en usos atmosféricos) y fuera de ayuda con el problema de la sequía, que se ha agravado en los últimos años en todo el mundo, especialmente en India y la zona del Sahel.
Es innovador en tanto que los datos que usa, son obtenidos mediante la observación remota e imágenes tomadas mediante satélites. Esta información permite desarrollar tres indicadores: uno sobre el suelo donde se encuentra la humedad necesaria, las plantas o cultivos (índice de sequía) y la atmósfera (indicador de temperatura). Por ello, tanto la agencia espacial europea (ESA) como la norteamericana (NASA) han participado en este estudio que ha durado más de 5 años y donde también han colaborado otras universidades, como la de Valencia o la complutense de Barcelona.
Esta novedosa herramienta ha sido validada no sólo en territorio español sino a escala internacional, demostrando una fiabilidad de más del 80% en sus predicciones, puesto que sus resultados coincidían con bases de datos independientes.
El índice permite así, estimar periodos de sequía y complementar otros indicadores climáticos usados actualmente, y aunque, según Nilda Sánchez, está en una etapa inicial, las perspectivas de aplicación de esta herramienta son amplias y van desde el uso en agencias meteorológicas, hasta por aquellos que gestionan los recursos hídricos.
La entrevista completa a Nilda Sánchez aquí:
Por Rosa María Vicente