Es lo que concluye un estudio publicado por Journal of Human Evolution, firmado, junto con otros 45 especialistas, por la profesora de la USAL, Olivia Rivero. La reacción se produce tras un artículo liderado por el físico D.L. Hoffmann que en 2018 revolucionó la concepción de la Historia que conocíamos al establecer que un signo rectangular de la cueva de La Pasiega, una mano en negativo de Maltravieso en Cáceres y trazos rectangulares en Ardales (Málaga), tenían unos 65.000 años de antigüedad, y por tanto, debían ser atribuidas a los neandertales.
Hoy hemos hablado con Olivia y nos ha explicado por qué gran parte de la comunidad científica entiende que no puede llegarse a la conclusión extraida por Hoffmann. Sobre todo es la falta de datos complementarios a los aportados por la datación uranio-thorio (que entienden además no totalmente fiable). Sobre ese tema y sobre otros relacionados con ese periodo de nuestra historia apasionante y aún muy desconocido.