Intemporal o, mejor, intempestivo, un atributo del arte. Así lo señalaba esta mañana Francisco Calvo Serraller, uno de los dos distinguidos, junto con Miquel Barceló Artigues, como nuevos doctores honoris causa por la Universidad de Salamanca.
Dos personas absolutamente imprescindibles en el arte español del momento, la una desde el lado creativo, Miquel Barceló, fuertemente comprometido y cercano a la USAL, autor del logo del Octavo Centenario, y la otra desde el lado de entender el propio arte, desde la Universidad, desde la crítica artística, desde el comisariado de exposiciones o gestor de pinacotecas, Francisco Calvo Serraller.
Ambos eran distinguidos esta mañana en el Paraninfo del Edificio Histórico, con el ceremonial antiquísimo de la USAL, en latín, y hoy con el protagonismo del arte. La laudatio de Miquel Barceló correspondía a su madrina, la decana de la facultad de Bellas Artes, Soledad Farré. Del artista destacó “ese acto de resistencia que instiga a la esperanza” que es pintar lo existente.
Para Farré “el acto de hoy contribuye a que el ejercicio de la práctica artística se comprenda más y mejor en la Universidad, pero no es suficiente, es preciso seguir trabajando para que se tengan en cuenta las especificidades de la creación artística en la docencia y en la investigación universitarias”.
Por su parte, Francisco Calvo Serraller fue amadrinado por la catedrática de Historia del Arte, María Teresa Paliza, quien inició su intervención subrayando que se trata del primer doctorado honoris causa en su disciplina otorgado por este antiguo Estudio, “precisamente ahora cuando se cumplen noventa años desde que se empezara a impartir docencia de Historia del Arte de forma continuada en estas aulas”.
La madrina del crítico e historiador destacó, además, que Calvo Serraller “tiene el mérito añadido de haber conseguido que su labor trascienda fuera del campo estrictamente académico, algo que hoy se nos exige tanto a las Universidades como a los profesores universitarios, y que, sin embargo, él lleva haciendo prácticamente desde los inicios de su carrera”.
Durante el discurso de agradecimiento de Barceló, el Paraninfo se llenó de color, volúmenes, inspiración, reflexión…todo lo que conlleva admirar el proceso creativo del artista, que fue mostrado en un video que fue explicando. Precisó que no sabe si nació pintor ni si merece “este honor que me hacen ustedes”. “No sé tampoco por qué me dedico a esto. Sé que si lo supiera seguramente haría otra cosa”, apostilló antes de glosar parte del trabajo realizado en alguna de sus obras más emblemáticas como la de la capilla de la catedral de su Palma de Mallorca natal o la de la cúpula de la sede de Naciones Unidas.
Por su parte, Francisco Calvo Serraller comenzó agradeciendo “el título más honroso para quien ha dedicado gran parte de su vida a la investigación y la docencia universitarias pero, sobre todo, por la institución que lo otorga, la Universidad de Salamanca; un pilar fundamental de la cultura española, pues por aquí, desde su remoto origen hasta el momento presente, han pasado las personalidades más egregias de la creación artística e intelectual en todos los campos”.
En su alocución en el Paraninfo, el historiador y crítico reflexionó sobre señalando que “además de verdaderamente universal por ser intempestivo, lúdicamente inquisitivo y descaradamente inútil, puede ahondar más y mejor en la intimidad del ser humano, pues lo emplaza en el quicio de un balcón donde simultáneamente explora el inabarcable espacio de lo exterior y el de esa profundidad abismal de su propia interioridad”.
El discurso del rector, hermoso y sentido, mostraba toda la admiración que siente por la obra de Barceló, a la que calificó como “deslumbrante, que más que despertar admiración, fascina” y por el trabajo de Calvo Serraller en sus múltiples facetas, desde las cuales “ha contribuido extraordinariamente al entendimiento vital, estético, histórico, literario, social y culto de la obra artística”.
El acto contó con numerosas personalidades, familiares, amigos, miembros de la comunidad universitaria. Contó además con la presencia con uno de los grandes del mundo taurino, José Tomás.