Sin duda uno de los personajes más trascendentales en la larga vida de la Universidad de Salamanca, que bien la entendió y bien la transformó, de donde partieron sus creaciones, como gran intelectual, como escritor, como profesor, como político en el sentido de persona comprometida con su país y con su tiempo. Miguel de Unamuno sigue sin dejar indiferente a nadie. Hoy la Universidad le volvía a reconocer como “su rector”, el vitalicio, el de siempre. El doctorado honoris causa a título póstumo era hoy un acto bellísimo y entrañable donde no faltaron sus descendientes, los que llevan el apellido Unamuno y que agradecían este acto de “reparación” y “desagravio” hacia este intelectual al que tantas veces se ha intentado manipular y que tuvo que defender su independencia y coherencia prácticamente durante toda su ajetreada vida.

Antes de la investidura, la Universidad de Salamanca descubría un vítor justo a la entrada del Paraninfo con una frase de D. Miguel “No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas”. En ese acto, el rector, el presidente de la Junta de Castilla y León, el alcalde de Salamanca, el presidente del Consejo Social, Salomé y Pablo, nietos de Unamuno, y la directora de la Casa Museo Unamuno, Ana Chaguaceda.

Después, el cortejo de doctores que atravesaba todo el Patio de Escuelas hasta llegar al Paraninfo, y que se repetía al concluir el acto.

Comenzaba el mismo con la intervención de Pablo de Unamuno, uno de los nietos de D. Miguel.  Tanto él como Salomé y Miguel, “los últimos vivos de los seis que Unamuno conoció y tuvo en sus rodillas”, quienes recogieron los atributos tradicionales del nuevo doctor, expresaron su agradecimiento por la celebración de este acto, “que de hecho consiste en darle a Unamuno lo que es suyo desde hace un siglo, por decir siempre lo que pensaba, enfrentándose al poder, criticando y condenando su actitud represiva”.

 

 

Pablo realizó un recorrido por la vida de su abuelo. Habló de su talante liberal, de su deseo de despertar el interés de sus alumnos y enseñarles sobre todo a aprender. Fue nombrado tres veces rector y otras tantas destituido. Fue propuesto por dos veces para el Nobel de literatura, y recibió el reconocimiento de universidades como la Grenoble y Oxford. Fue periodista, y “conoció España recorriéndola”. Remarcaba Pablo que la iniciativa de este doctorado ha partido de los dos hispanistas que mejor y más han estudiado a Miguel de Unamuno, Jean Claude y Colette Rabaté.

 

Este doctorado honoris causa viene a coincidir con el centenario del destierro de Miguel de Unamuno a Fuerteventura, que fue seguido de una larga etapa de exilio. Su nieto  Pablo, en la laudatio, destacó su independencia, su lucha constante, su trabajo, su dedicación al entorno, sus méritos literarios y le calificaba como “hombre de humanidad”.

No fue lo único que recibía hoy la figura y el recuerdo de Unamuno, ya que el Ministerio de Cultura ha entregado a la Universidad de Salamanca, para su depósito en la Casa-Museo Unamuno, el “Título de Ciudadano de Honor de la República” en favor de Miguel de Unamuno y la Banda con insignia de la Orden de la República, concedida a Miguel de Unamuno, procedentes del Centro Documental de la Memoria Histórica.

 

Ricardo Rivero, rector de la Universidad de Salamanca, se refirió a D. Miguel como “el más coherente de nuestros profesores, su más completo Rector, el intelectual de mayor audacia y compromiso de su tiempo y la persona con virtudes más admirables, rasgos personales que le costaron el destierro y otros muchos pesares, pero también le hicieron un Héroe, con mayúsculas. Tal condición heroica es lo que sigue atrayendo de Unamuno”.  Destacó su autoridad moral, sus virtudes admirables, su anti-extremismo, su patriotismo y coherencia, la denuncia que siempre hizo de las tiranías y el amor a los suyos. Frugal, comedido, fiel y “coloso de la USAL” a la que literalmente salvó.

 

 

Les dejamos el acto completo.