Ha sido una de las ideas del discurso de Vargas Llosa en el día en que la Universidad de Salamanca le investía como doctor honoris causa.
El día comenzaba con una comparecencia ante los medios de comunicación en la Casa Museo Unamuno, justo la que visitaba Vargas Llosa cuando vino por primera vez a Salamanca. La madrina del acto, la catedrática de Literatura Española e Hispanoamericana de la USAL comentaba los méritos por los cuales la Universidad ha considerado que el Nobel de Literatura debía recibir este doctorado.
Vargas Llosa manifestaba su agradecimiento y su deseo de estar a la altura de esta distinción.
Después contestaba a los medios de comunicación. Se le preguntó sobre el contenido de su discurso de investidura, sobre las actuaciones de la USAL en la enseñanza del español, sobre las Humanidades, su nueva obra (Cinco esquinas), la condena del venezolano Leopoldo López, sobre la situación del español en Cataluña, la idea de una obra de teatro sobre los momentos en que se le anunciaba el otorgamiento del Premio Nobel, incluso sobre la crisis de los refugiados.
Este era el preludio del acto de investidura del doctorado honoris causa. Actuación del coro, cortejo de doctores, laudatio de la madrina. Todo de acuerdo al antiguo ceremonial en latín, y con la imposición de símbolos como el birrete, el anillo y el libro.
Mario Vargas Llosa en su discurso habló de literatura, respondiendo a tres preguntas: ¿por qué se escribe literatura? ¿cómo se escribe una novela? y ¿para qué sirve la literatura?.
Habló de sus inicios, del arranque de su vocación (la lectura), de la decisión que tomó en 1958 en Madrid de dedicarse profesionalmente a escribir. También comunicó cómo es su proceso de creación (dijo que él no elige los temas, sino que los temas le eligen a él), de los dos problemas básicos que ha de resolver el escritor a la hora de realizar su obra (el narrador y el tiempo). Sobre la utilidad de la literatura destacaba que es una forma de acción (la frase de Sartre “las palabras son actos”), que influye en la vida de otros y en la historia, también que un pueblo contaminado de ficciones es más difícil de esclavizar que un pueblo inculto, y que además la obra literaria “deja una marca secreta y profunda en la sensibilidad y la imaginación”.
Finalizaba el acto el rector de la USAL. Daniel Hernández alabó la figura de Vargas Llosa, poniendo de relieve valores que aparecen en sus obras, como el respeto a la dignidad humana, la condición de ciudadanos hasta de los más humildes, su compromiso con la libertad y su guerra a la intolerancia.
Tras ello, y para concluir, la comunidad universitaria entonaba el Gaudeamus Igitur