El Servicio de Actividades Culturales de la Universidad de Salamanca presentó esta mañana la muestra “Hans Fallada. Su vida en imágenes”, organizada por el Goethe-Institut de Madrid y Ediciones Maeva, con la colaboración del SAC, y que podrá visitarse hasta el 19 de febrero en la sala de exposiciones del Cielo de Salamanca.
En el encuentro con los medios para presentar la exposición, que quedó inaugurada minutos después de la rueda de prensa, estuvieron presentes Cristina Pita, vicerrectora de Atención al Estudiante y Extensión Universitaria de la USAL; Peter Platte, consejero de Educación y Cultura de la Embajada de Alemania; Anna María Ballester Bohn, del Goethe – Institut Madrid; Vicente González, decano de la Facultad de Filología; Manuel Heras, director del Servicio de Actividades Culturales; y Manuel Montesinos Caperos, del departamento de Filología Moderna de la USAL.
El Cielo de Salamanca acogerá durante más de un mes esta muestra fotográfica itinerante sobre la vida y obra de Hans Fallada, uno de los autores “más relevantes de la literatura alemana del siglo XX”, como señaló Manuel Montesinos, caído en el olvido por el auge del nazismo y redescubierto recientemente por un editor americano y por Maeva, que ha traducido e incorporado recientemente a su catálogo alguna de las obras del escritor alemán.
La exposición itinerante, que forma parte de “la apuesta de la USAL por la difusión de la cultura alemana”, como afirmó Cristina Pita, cuenta con reproducciones de imágenes originales del libro de Hans Fallada “Sein Leben in Bildern und Briefen” que nos trasladan a la época en la que vivió el autor y a la ciudad que recrea en sus novelas: Berlín.
Hans Fallada fue uno de los autores más populares de la Alemania de los años 30 hasta que el nazismo truncó su carrera. Tras su muerte en 1947, dejó varias obras maestras de literatura crítica, además de una vida personal atormentada y signada por la tragedia, los escándalos y adicciones.
El autor alemán sintió predilección por la ciudad de Berlín, marco de muchas de sus obras, una ciudad donde reinaba la inseguridad, la violencia y las restricciones, pero de la que Fallada no se alejó en ningún momento.