Carlos García García, Director del Centro Penitenciario de Topas, ha sido el encargado de clausurar esta edición del congreso, con su conferencia “Toda una vida en prisión”.

Desde el martes 24 de abril al viernes 27, Salamanca se llenó de personalidades del género negro, conferenciantes, comunicadores y un gran número de amantes del cine y la novela negra. La Facultad de Filología y la Facultad de Traducción fueron las sedes elegidas, como viene siendo habitual en pasadas ediciones, para albergar el evento.

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Trece años han pasado desde que los profesores de la Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca Àlex Martín Escribà y Javier Sánchez Zapatero comenzaran con esta iniciativa, que se ha convertido con los años, en uno de los eventos culturales más importantes de la ciudad.

Mario Camus, José Luis Garci, Imanol Uribe, David Trueba, José Sánchez Cabezudo,  Alberto Iglesias o Patricia Ferreira han sido alguno de los nombres que han poblado este congreso a lo largo de esta casi década y media, demostrando la buena salud de la que goza el género y su público. Para esta edición los organizadores decidieron contar con alguno de los pilares del género como son Daniel Monzón y Rodrigo Sorogoyen en el ámbito cinematográfico, y Edurne Portela y José Ovejero en el literario.

Si por algo se distingue este congreso es por el buen hacer y cercanía de los conferenciantes y comunicadores, siempre abiertos a preguntas y relatando en ocasiones partes muy íntimas de su vida. Es el caso de la escritora vasca Edurne Portela, que sin duda ofreció una de las charlas más emotivas tanto para ella como para el público. Portela presentó su libro “El eco de los disparos” y recitó alguno de los pasajes del mismo que enmudecieron a la sala. En él, relata alguno de los episodios más crudos de su infancia, en pleno apogeo de la lucha armada de ETA en el País Vasco y de las respuestas de los GAL, y se vació confesando que en su niñez, la juventud vasca jugaba en la calle a imitar la violencia que presenciaban en el día a día. La ponencia de Edurne Portela, sobre una situación que se perpetúo a lo largo de décadas y que aún ha dejado un poso en la memoria de todos los vascos que nacieron, se criaron y vivieron en los años más violentos del pasado siglo, fue el complemento perfecto a la de su compañero en la sala José Ovejero, que intentó dar una explicación a por qué y de dónde surge y nace la violencia y qué es lo que lleva al individuo a comportarse de esa manera. Ambos, sin duda, fueron uno de los puntos fuertes de este congreso.

En el otro lado del género, el cinematográfico, el joven pero consolidado realizador Rodrigo Sorogoyen, autor de películas como Stockholm (2013) o más recientemente la potente Qué Dios nos perdone (2017), diseccionó ante un público muy participativo y con ganas de saber más sobre su cine, sus mecanismos creativos a través de anécdotas e ideas acerca del elemento al que más importancia le otorga, el guion y la construcción de la violencia y su sentido dentro del constructos fílmicos. Sorogoyen que estrenará película el próximo septiembre con el título de El Reino, quiso adelantar sobre la misma que se trata de “un caso de corrupción ficticio emplazado en el año 2007 que es, resumiendo, como si Bárcenas tirase de la manta; la película cuenta la lucha encarnizada entre un político corrupto de clase media y su partido que ya no le apoya, que le deja solo”.

 

Otra de las figuras de importancia del congreso, tal vez la más importante en estos momentos, fue la de Daniel Monzón que ofreció un ponencia espléndida para el público asistente que pudo saber de primera mano los entresijos de una de las películas españolas más importantes de los últimos años Celda 211 (2009) con la que ganó el Goya a Mejor Director y Mejor Guion Adaptado en 2010. Tuvimos la suerte de acercarnos más personalmente al realizador de El Niño (2014) y La Caja Kovak (2004) y hacerle una breve entrevista que podéis escuchar a continuación.

 

Por Jacobo Valdés.