Por Arnaldo Viloria Pacho
Segundo bloque de seis ganadores del Premio Reina Sofía, en esta ocasión para los premiados durante el cambio de siglo, entre 1999 y 2005.
El uruguayo Mario Benedetti (Paso de los Toros, Uruguay, 1920 – Montevideo, Uruguay, 2009) obtuvo el VIII Premio en 1999. Su obra se fundamenta en la percepción de la realidad y la lucha política. Con el golpe de Estado de 1973, debe exiliarse durante doce años. Sus temas prioritarios serán la esperanza a pesar del fracaso, la solidaridad en la derrota y la vida cotidiana. Con la restauración de los derechos constitucionales regresa Uruguay en 1985 y aborda el tema del regreso del exilio. Autor de cuentos, novelas, ensayos, teatro y también dejó numerosas grabaciones discográficas de sus poemas, casi cuarenta títulos, desde La víspera indeleble (1945) hasta Testigo de uno mismo (2008).
Pere Gimferrer (Barcelona 1945), primer ganador del Siglo XXI. Escritor en catalán y castellano, traductor y crítico literario. Se dio a conocer como poeta con el libro Mensaje del Tetrarca (1963), al que seguiría Arde el mar (1966), con el que conseguiría el Premio Nacional de Poesía. Fue elegido miembro de la Real Academia Española en 1985, ocupando el sillón “o”. En 1988 sería de nuevo galardonado con el Premio Nacional de Poesía, por El vendaval. Académico fundador y miembro permanente de la Académie Européenne de Poésie, pertenece a la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona y a la Academia Mundial de Poesía.
Nicanor Parra (San Fabián de Alico, Chile, 1914) fue el segundo chileno en conseguir el premio, esta vez en 2001. Realizó los estudios de física y matemáticas, pero su vocación, así como la de su familia, eran las artes. Rompió los moldes tradicionales de la poesía en lengua española con sus célebres Poemas y antipoemas (1954) en los que funda una nueva forma de decir, con un lenguaje directo, incisivo, sobrio, cargado de ironía y que, sin embargo, no pierde la esencia de lo lírico.
En 2002 el malagueño José Antonio Muñoz Rojas (Antequera, 1909 – Mollina, 2009) ganó el aclamado premio. Poeta y prosista, su trayectoria literaria se inició en 1929 con el libro de poemas Versos de retorno, seguido por diversas publicaciones en verso y prosa, tales como Soneto de amor por un autor indiferente (1942), Abril del alma (1943), Las cosas del campo (1953), Cantos a Rosa en 1955, Lugares del corazón (1962), y Ardiente jinete en 1984. En 1998 obtuvo el Premio Nacional de Poesía gracias a su libro Objetos perdidos, publicado un año antes.
José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926) fue el ganador de 2004. Su primer libro fue Las adivinaciones (1952). La primera plenitud como poeta la consiguió con la publicación de Descrédito del héroe (1977; Premio de la Crítica), al que siguieron las espléndidas estampas en prosa de Laberinto de Fortuna (1984). Pasó gran parte de su vida adulta en América, trabajando en Colombia, Cuba y Estados Unidos. Tras largos años de silencio poético, volvió por a sus raíces en Diario de Argónida (1997).
Juan Gelman (Buenos Aires, Argentina, 1930 – México D. F., México, 2014), primer ganador argentino del Premio Reina Sofía, obtuvo el galardón en el año 2005. Comenzó a escribir poemas de amor cuando tan solo tenía ocho años y publicó el primero a los once, en 1941, en la revista Rojo y Negro. Perteneciente a la generación del 60, inauguró una especie de «antipoesía» cargada de ternura, ironía, dolor y violencia, junto con audaces innovaciones formales. Tras su primera obra publicada, Violín y otras cuestiones (1956), recibió inmediatamente el elogio de la crítica. Considerado como uno de los más grandes poetas contemporáneos, su obra delata una búsqueda de un lenguaje trascendente, a través del «realismo crítico» y el intimismo. Algunas de sus obras son Fábulas (1971), La junta luz (1985), Miradas (2006) y Mundar (2007).
Mario Benedetti, 1999.
Pere Gimferrer, 2000.
Nicanor Parra, 2001.
José Antonio Muñoz Rojas, 2002.
José Manuel Caballero Bonald, 2004.
Juan Gelman, 2005.