“Cosas veredes, amigo Sancho”. No me cabe sino perplejidad como a D. Quijote, y Dios me libre de compararme a él, ni al Cid, de quien parece provenir originariamente esta frase. Veremos cosas que harán hablar las piedras. De momento no ha llegado ese día, pero la extrañeza es cada vez mayor. Este mes de abril, que por fin acabó, se ha mostrado pródigo en acontecimientos y ha hecho honor al calificativo de T.S. Elliot como ” the cruelest month”. No nos ha faltado de nada, apagón del país incluido. En este día, ya primero de mayo, que debe ser de reivindicación, quizás la recuperación de tanto acontecimiento es lo que necesitemos.
El Quijote, según Goñi
Además de abundante lluvia, Abril se ha llevado a dos personas muy relevantes, sobre todo para nuestro ámbito de lengua española. El Nóbel, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, doctor honoris causa por la Universidad de Salamanca que antecedió en ocho días a otra figura clave y también latinoamericana, el Papa Francisco. Los medios de comunicación no han tenido descanso.
Volvíamos de la Semana Santa y nos encontrábamos con el Día del Libro, el día de nuestro Quijote, 23 de abril, día del libro y la rosa en Cataluña, día de la Comunidad de Castilla y León. Casi imposible digerir en una sola jornada tanto evento. Con la duda de si Álvaro Pombo estaría de manera presencial en la Universidad de Alcalá de Henares para recoger su premio comenzaban las emisiones en la radio. Finalmente el santanderino estuvo presente.
Después el día del hornazo en Salamanca, día del apagón en toda España. ¿Dónde les cogió?. Todo se quedó parado a las 12.33 minutos y era difícil decidir qué hacer en un momento así. Además de dejar la compra “a deber” los que pudimos hacerlo, pensar en ir a casa, esperar que volviera “la luz”, el extrañamiento, incluso algo de miedo era la impresión general. No fue Salamanca la más castigada porque “la luz” regresó relativamente pronto con respecto a otros lugares del país. Después supimos que nuestros valedores en esta crisis energética han sido nuestros vecinos franceses y marroquíes, de los que tanto nos quejamos en ocasiones. La experiencia de estar “a oscuras” nos ha reafirmado en algo que ya intuíamos: nuestra dependencia total del “energético elemento”. Sin luz no somos nada: no podemos cocinar, no podemos bañarnos, ni lavar nuestras ropas, ni llamar a nuestra familia o amistades. Se va la luz y se nos va la vida.
Una vida con mucho desconcierto, que consolidan nuestros gestores, altos cargos, administradores (algunos, no todos). El galimatías de la energía en España se acentúa con las declaraciones de unos y de otros, que aprovechan todo para llevar “el agua a su molino”. Somos “un ejemplo”, como proclaman algunos, se da de bruces con el apagón. Es evidente que algo debe estar mal para que “la oscuridad” haya tenido lugar. Y luego la pelea de siempre Renovables ó Nucleares, la España de siempre, la de dos opciones y no hay más, jugando siempre al enfrentamiento burdo, sin remordimiento porque la mayoría de los ciudadanos seamos unos ignorantes de temas sobre los que nos deberían informar.
Total, que llegamos al día de hoy, y a pesar de los buenos intentos de algunas cadenas de radio, de hablarnos del significado del 1 de mayo, de charlar con representantes sindicales y hablar del mundo del trabajo, en el que ocupamos toda nuestra vida, la sensación de “desencaje” va a más. Siendo conscientes de que somos de los privilegiados que tienen un buen trabajo, en el que nos gustar estar, no por ello debemos continuar con esta inercia de acostumbrarnos a relatar desastres, a estar cada vez más desencantados del mundo que estamos forjando, a ir dejando de identificarnos con los demás, y sobre todo, con los valores que tradicionalmente nos han estimulado a ser mejores personas.
Deseamos que este 1 de mayo les haya servido al menos para descansar, reflexionar un poco en todo lo que nos queda para tener un mundo justo para todos y para que no desaparezcan las ganas de seguir siendo personas con sueños y metas.
Gracias a este magnífico dibujante, Goñi, que me hizo leer, entender y disfrutar del Quijote. Una verdadera delicia.