En unos meses, años, en los que la mentira se ha hecho dueña de la mayoría de los mensajes cortos y zafios con que nos bombardean a diario, en los que cuesta distinguir lo que es o no real, estamos ya viendo las consecuencias que conlleva esa visión simplista y ramplona que nos ofrecen del mundo y la vida. Con buenos y malos, sin fisuras, donde la diversidad es mala y lo propio es siempre lo mejor y además es excluyente y en ocasiones se impone por la violencia. Y estas actitudes, y eso es lo preocupante, chocan con muros de indiferencia e incluso de aprobación. Esto lo contamos a raíz del último, de momento, ataque a un establecimiento en Villoria, cuyo dueño ha cometido el “delito” de pertenecer al colectivo LGTBI+.

El pasado domingo en Villoria, a pocos kilómetros de Salamanca, ocurrió un ataque contra un comercio regentado por una persona del colectivo LGTBI+. La fachada amaneció con pintadas en las que se leía “maricón”, “pederasta”, “hijo de puta”, “voy a x ti”, símbolos nazis, vivas a VOX y cosas por el estilo.
Este local ya había recibido ataques de este tipo sin que nadie haya sido identificado. El odio y las agresiones al colectivo LGTBI+ son algo habitual.  Desde el Colectivo Iguales de la USAL han condenado este cobarde ataque y enviado su apoyo a quien lo ha sufrido y a su familia y amigos.

Hoy hemos hablado con Oliver Marcos de Iguales USAL.

Una llamada al no conformismo y a la denuncia de esta realidad que humilla a personas por el hecho de no ser iguales. Nadie es igual a nadie y ahí está la riqueza del ser humano. El hecho de ser diverso y además de poder entenderse y poder avanzar juntos.