Este mediodía conocíamos la noticia. El más importante galardón otorgado por la Universidad de Salamanca, junto con Patrimonio Nacional, este año tiene nombre de mujer.

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Nació el 12 de mayo de 1924 en la ciudad de Estelí en Nicaragua, aunque se considera salvadoreña, ya que allí transcurrió su niñez y allí presenció cuando tenía 8 años la masacre de más de treinta mil campesinos e indígenas.

Estudió Filosofía y Letras en los Estados Unidos. Fue discípula de Juan Ramón Jiménez entre los años 44 y 47. Allí vivió muchos años y allí se casó con el escritor y diplomático Darwin J. Flakoll, ya fallecido.

Volvió a Nicaragua en 1985.

Su poesía es social, terrenal, impregnada e inscrita en la corriente literaria que se impuso en Centroamérica en los 50-60, conocida como la “Generación comprometida”.

Los temas eternos como el amor, la muerte, el deseo, la esperanza se encuentran en su obra, que ha sido traducida parcialmente a 14 idiomas.

Tiene varios galardones como el Premio de Poesía Casa de las Américas de Cuba en 1978, la Orden las Artes y Letras del gobierno de Francia en 2004, entre otras muchos reconocimientos.

Yo,

Poeta de oficio,

Condenada tantas veces

A ser cuervo

Jamás me cambiaría

Por la Venus de Milo:

Mientras reina en el Louvre

Y se muere de tedio

Y junta polvo

Yo descubro el sol

Todos los días

Y entre valles Volcanes

Y despojos de guerra

Avozoro la tierra prometida.

El presidente de Patrimonio Nacional, Alfredo Pérez de Armiñan, anunciaba así la ganadora del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, Claribel Alegría, a quien alababa por su reconocida trayectoria.

El rector de la Universidad de Salamanca, Daniel Hernández Ruipérez, hablaba del prestigio del Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y la satisfacción que supone para la Universidad ser uno de los convocantes del premio, que además sirve para conmemorar el VIII Centenario de la Universidad de Salamanca.

Así definía la vida y obra de la poeta nicaragüense la miembro del jurado María Ángeles Pérez López.

A Claribel Alegría se le otorgaba el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2017 por su sólida trayectoria y por una poesía que ha trascendido el castellano, siendo traducida a decenas de lenguas y llegando a ser muy leída en Estados Unidos. Así lo explicaba Selena Millares, también miembro del jurado.