La poeta nicaragüense de 93 años recibe el XXVI Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2017 en un acto celebrado en el Palacio Real y en el que la poetisa reivindica el valor de la mujer.
La sala de las columnas del Palacio Real acogió ayer el acto de entrega del XXVI premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en el que Claribel Alegría fue la galardonada. Este premio, otorgado por la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional ha adquirido especial importancia y prestigio en los últimos años, haciendo que el premio en metálico sea meramente simbólico mientras que el literario adquiere un gran valor.
El primero en abrir la sesión fue Don Alfredo Pérez de Arguiñán, presidente del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional y que en su intervención agradeció la presencia de la galardonada a pesar de su delicado estado de salud y su avanzada edad, y a todos los presentes e instituciones que hacen posible este galardón.
Tras él, fue el turno de intervención para el rector de la Universidad de Salamanca, Daniel Hernández Ruipérez quien alabó a la persona y a la obra de Claribel Alegría.
Por último, antes de la esperada intervención de la galardonada, fue el turno para Don Román Álvarez, secretario del jurado que limito su intervención únicamente a explicar el fallo y en qué consiste el premio.
A continuación tuvo lugar el acto de entrega del galardón y la intervención de la premiada. Un discurso, en el que la poetisa hizo un alegato a favor de todas aquellas mujeres que durante años lucharon contra el machismo imperante en América Latina y lograron romper los muros para ver reconocido su papel en la sociedad. Además, no dejó pasar la ocasión para hacer una reflexión sobre si hay una literatura femenina y otra masculina, sobre lo que ha concluido que hay dos tipos: “la buena y la mala”. Por último, Claribel Alegría recordó con emoción la figura de su marido ya fallecido y quiso dedicar el premio a su mentor Juan Ramón Jiménez y su esposa, Cenobia Camprubí.
Por David Barrueco