Entonces se llamaban las Comunidades Europeas. Ha cambiado la denominación y han sucedido muchas cosas desde la entrada de nuestro país en la UE, el 12 de junio de 1985. Seguramente esperábamos más, aunque en estos tiempos de crisis profunda y de poca inteligencia, al menos evidente, todo ha perdido el brillo. No obstante, la idea de Europa, como utopía al menos, sigue siendo válida. Donde la libertad se manifestó por primera vez, donde la igualdad apareció como uno de los valores que debe guiar a nuestras sociedades. Europa nos dio luz en unos años de cambio drástico en España, generó ilusiones y sobre todo, abrió puertas y ventanas. Un lugar donde vivir con garantías.
Eran tiempos de construir y de ilusiones. Es difícil no establecer un paralelismo tomando como protagonista de la noticia a la persona que era entonces presidente del gobierno de España, Felipe González. Nada que ver aquel Felipe con el que hoy mismo aparece en los telediarios reclamando anticipo de las elecciones generales.
Todos hemos cambiado y es inevitable. Lo que no vendría mal es hacer una, aunque sea breve, reflexión sobre el mundo que recogimos y el que estamos dejando. ¿Qué pasa con nuestros jóvenes? ¿Por qué lo colectivo y los sueños colectivos nos les mueven?
Ansiamos construir en común, librarnos de la ignorancia, acabar con los fanatismos, que el respeto y la tolerancia sean moneda común, que no sigamos consintiendo guerras, siempre injustas, que se nos de lo que merecemos, que la vida no sea una carrera de obstáculos. Que la educación, la sanidad, los servicios públicos sean mejores, que las personas no tengan que emigrar para poder vivir. Aplicar ideología de la buena a la vida política, además de honestidad. Que administren y gobiernen los mejores, no los más “listillos”.
Pedir no cuesta, así que ahí queda esa pequeña retahíla de sueños de una europea que sigue creyendo en Europa, a pesar de todo.
Os dejamos un pequeño reportaje sobre otra europea convencida y conocida, a pesar de ser mujer. Es sobre Simone Veil, considerada una de las “madres” de Europa, la primera presidenta del Parlamento europeo.