Que estamos expuestos a miles de estímulos, informativos o desinformativos, es conocido. Todo es comunicación en nuestros días. Esto está generando algunas disfunciones y efectos perniciosos en nuestras personas, con sentimientos en muchos casos de frustración, miedo y ansiedad. Para muchas personas mantenerse informado se convierte en una carga emocional que puede generar síntomas como irritabilidad, fatiga, insomnio y dificultad para concentrarse. Hoy nos hemos centrado en este asunto con nuestra psicóloga, Conchita Sisí.

Conchita Sisí nos ha contado que la constante saturación de información de alto impacto está repercutiendo de manera significativa en el bienestar emocional de las personas. El flujo continuo de contenidos alarmantes puede intensificar la ansiedad y el desgaste mental, dificultando la gestión de las emociones y, en algunos casos, produciendo sensación duradera de malestar.

Estrategias tan simples como limitar el tiempo de exposición, elegir fuentes fiables, realizar pausas digitales, establecer límites en redes sociales o compartir preocupaciones nos pueden proteger.