La USAL tiene más de 800 años de historia y el acto de esta tarde nos hace entender por qué. Hoy la Universidad de Salamanca ha rendido homenaje y distinguido al personal sanitario por su trabajo durante la pandemia que nos acompaña desde hace más de un año. En unos momentos de “esperanza contenida”, como reflexionaba una de las personas que intervenía esta tarde en este emotivo acto, es reconfortante formar parte de esta comunidad universitaria de Salamanca. La excelencia no se improvisa, se pelea siglo a siglo. En este caso una pelea en forma de reconocimiento justo a los sanitarios que han estado en la línea de vanguardia, y también organizando la administración de la salud en tiempos tan duros y tan inéditos. El acto, celebrado en el renacentista Patio del Colegio Fonseca, ha contado con la asistencia de la consejera de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Verónica Casado. Bajo la presidencia del rector de la USAL, que concluía el acto, fueron tomando la palabra, en este orden,  la vicerrectora de Ciencias de la Salud, Gestión de la Calidad y Política Académica, Purificación Galindo,  Miguel Barrueco Ferrero, jefe de Servicio de Neumología del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA); María del Mar González Fernández-Conde, enfermera directora de Enfermería de Atención Primaria de Salud, Pedro Gómez de Quero, director Médico del CAUSA, quienes recogieron la Medalla  en nombre de todos los profesionales sanitarios, y la consejera.

El rector daba inicio a este acto dando la palabra a Purificación Galindo, vicerrectora de Ciencias de la Salud y Gestión de la Calidad y Política Académica. Ella fue la que habló de este momento refiriéndose a él como de “contenida esperanza”. Mostraba su agradecimiento a todos los sanitarios y reflexionaba en torno a la pandemia y los nuevos términos a los que nos hemos habituado. Remarcaba que gracias al trabajo de los profesionales sanitarios ha sido posible que la USAL haya podido durante este curso impartir docencia y seguir realizando sus funciones. Además de la entrega de la Medalla a los profesionales sanitarios de esta tarde hay un libro publicado por Ediciones Universidad de Salamanca de conmemoración, “Encomio del arte de la Medicina”.

 

Miguel Barrueco habló en su triple condición de médico, afectado y profesor universitario. Reflexionaba en torno a las dificultades que han tenido los sanitarios para seguir realizando su trabajo, su agotamiento físico y psicológico, de pasar de ser héroes a la indiferencia de una parte de la sociedad. Un discurso crítico que concluía con que esta pandemia no ha modificado comportamientos, “que no saldremos de ella siendo mejores como sociedad”, que no se ha modificado la política de recortes en la sanidad iniciada hace más de una década y que el requerimiento debe ser incrementar la inversión en salud.

 

Intervenía a continuación María del Mar González Fernández-Conde, enfermera directora de Enfermería de Atención Primaria de Salud. En su alocución, tan emotiva, como todas las que escuchamos esta tarde, resaltaba la importancia del trabajo en equipo y la unión, la colaboración con otras instituciones, la reinvención constante a que se han visto sometidos, la importancia de todos para vencer la pandemia, ya que todos somos necesarios. También comentaba que la experiencia ha sido causa de una gran renovación de la profesión y que la vacunación es la esperanza.

 

Pedro Gómez de Quero, director del Complejo Asistencial Universitario realizaba una reflexión de lo que han sido estos meses, de la gran coordinación que desde un primer momento se ha tenido con la USAL, que desde el primer momento ofreció sus instalaciones y medios al servicio de las necesidades sanitarias, del tiempo en que el propio Colegio Fonseca se reconvirtió en un tiempo record en hospital, de las pantallas de protección en 3D que la universidad entregaba para la protección de los sanitarios y de los días más trágicos en que la muerte llegaba al hospital universitario con cifras de hasta 20 muertos, pero que aún así no llegó la desesperación y se siguió adelante porque “el servicio a los demás es un estilo de vida” en estas profesiones y profesionales que velan por nuestra salud.

 

La consejera de Sanidad recordaba que esta pandemia ha sido una guerra donde los profesionales han estado en la primera línea de contención, enfrentados de manera diaria a situaciones muy difíciles, que además han atendido a la reorganización de un sistema sanitario que en poco tiempo ha tenido que atender miles de pacientes con una seria patología. Concluía que tenemos un buen sistema sanitario, sobre todo gracias a sus profesionales. Profesionales que también han sido partícipes de la nueva organización del sistema de salud haciendo realidad la idea de que “la política tiene que ir del lado de la ciencia”. Añadía que la gran esperanza es la vacunación, y que, como toda guerra, tendrá posguerra. Tenía un recuerdo para los profesionales sanitarios que dejaron su vida en el ejercicio de su profesión, como los salmantinos Isabel Muñoz y Luis Fernando Mateos. Advertía de que el virus continúa con nosotros y que la pandemia sigue existiendo, que hay que seguir protegiéndose todo lo posible y que esa protección será el mejor aplauso que le podamos dar a los sanitarios.

 

Concluía el acto el rector, Ricardo Rivero, que reflexionaba en torno al sentido del acto de esta tarde en torno a tres conceptos, la memoria, a los deberes y a la correspondencia. Recalcaba lo largo que ha sido este año. Y concluía en la simple idea de que lo que necesiten los profesionales sanitarios debe ser prioritario.